jueves, 13 de diciembre de 2012

Buscando a un nuevo Mozart

Es frecuente al hablar con otros compañeros de profesión, casi todos ellos dedicados a la educación musical en grado elemental, oirles comentar que algunos de sus alumnos, no tienen motivación, o no tienen aptitudes y en numerosas ocasiones compararlos con su etapa de estudiantes. "Para nosotros, la música era lo primero, no era una extraescolar más, siempre poniendo problemas para los horarios, ahora sólo les interesa el fútbol...." ese tipo de comentarios son muy comunes en los pasillos y salas de profesores de las escuelas de música. En nuestra época de estudiantes, veinte o veinticinco años atrás solamente aquellos alumnos con capacidad suficiente se acercaban a los estudios musicales, que casi únicamente podían cursarse en los conservatorios. Sólo las agrupaciones musicales como bandas, fanfarres,  rondallas, etc... atendían la demanda, y eran estas entidades precisamente las que más promovían la afición a la música y fueron en muchos casos la "cantera" de los actuales profesionales. 

Actualmente, las escuelas de música, al menos en nuestra comunidad, han pasado a ser las responsables de esa primera etapa de la educación musical, dejando al conservatorio al cargo de las enseñanzas estrictamente profesionales. El grado elemental, como su nombre indica, es simplemente eso, elemental. Al igual que un maestro de primaria, no pretende que sus alumnos sean ingenieros o científicos, eso el futuro lo dirá, un profesor de grado elemental no tiene que tener como única aspiración que sus alumnos sean el próximo Mozart, ni que sean grandes intérpretes, ni compositores ni formen parte de las más prestigiosas orquestas del mundo. Esa no es nuestra labor. Nuestra meta es, o al menos así creo que la debemos entender, al menos desde mi humilde opinión, mucho más simple y a la vez ambiciosa. Nuestra labor es acercar la música a todos, no sólo como una aspiración profesional. Como aspiraba Kodàly, hay que buscar la alfabetización musical de todos los niños. 

La música además de su valor artístico, que es inmenso, tiene otros muchos valores:

  • Facilita el proceso de aprendizaje porque activa un gran número de neuronas. 
  • Estimula la imaginación y la atención. 
  • Fomenta el pensamiento abstracto. 
  • Puede ayudar a desarrollar el sentido del orden y del análisis.
  • Fomenta el trabajo en equipo y es un agente socializador en todas las etapas. 
  • Canaliza los sentimientos y ayuda a expresar emociones. 
Con todo esto, y muchas cosas más que tiene la música, deberíamos plantearnos que todo alumno, tenga o no capacidades, tenga o no aspiraciones profesionales, tiene que ser motivado en su medida y es nuestro objetivo presentarle la música justo en base a sus necesidades, capacidades e inquietudes. 

Quizás de esta manera, en un futuro esperemos que no muy lejano, la gran mayoría de la población sea culta musicalmente hablando, sepa apreciar la música y valorar a los profesionales que la ejercen. Quizás esta sea la única herramienta a nuestro alcance para dignificar la profesión de músico y trasladar la pasión y el amor que tenemos hacia esta forma de expresión artística. Puede que en ese futuro de personas musicalmente formadas y cultas, también nuestros futuros gobernantes, sean sensibles a las artes, las valoren, las aprecien y las consideren indispensables como bien de la sociedad y de la misma manera todos los artistas, profesionales o no sean reconocidos en su justa medida. 

Mucho ánimo a todos.




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